La formación permanente a través de cursos, congresos, charlas - coloquios... son muy enriquecedores tanto por todo lo que puedes descubrir a través de lo que te enseñan como por lo que puedes reflexionar hablando con otros compañeros del gremio.
Eso de que cada maestrillo tiene su librillo fue, es y será siempre así; aunque los maestrillos en cuestión debemos (o deberíamos) ir cambiando conforme los alumnos cambian y, por tanto, NECESITAN que cambiemos nosotros también.
Hay muchas maneras de innovar, renovarse, mejorar... Particularmente yo he descubierto una no hace mucho que me ha convencido plenamente; pero antes de compartirla con vosotros, me gustaría contaros algo.
Todos conocemos un tipo de planta, perteneciente al grupo de los árboles, llamada SECUOYA. Lo que no todos sabemos es que se trata del árbol más grande y longevo del mundo. Así es. Las secuoyas pueden llegar a medir más de 125 metros de altura; pero ¿sabéis qué? Cuando mayor altura alcanza, parece ser que es cuando crece al ser plantada cerquita de otras secuoyas, porque se ayudan entre sí con sus raíces para fijarse aún más al suelo. Por supuesto que esto no significa que si plantamos una sola (cumpliendo las condiciones climáticas necesarias, claro está) no vaya a crecer alta y robusta, pero está visto que junto a otras, crece más.
Creo que con nuestros niños pasa algo parecido. Creemos y hemos comprobado, que trabajando individualmente, potenciando a cada uno, podemos llegar a tener excelentes personas y mentes pensantes pero ¿por qué no probar a unir a varios y observar los resultados? ¿por qué no intentar obtener esa excelencia basándonos en el trabajo en equipo? Trabajando cooperativamente podemos conseguir que, en pequeños grupos cocienzudamente distribuidos, los niños consigan esas bases de confianza y ayuda necesarias para cualquier realización personal y académica.
Ya es hora de dejar atrás las tareas grupales como forma de juego en el aula. Conciencemos desde ya a nuestros pequeños que trabajar como colectivo no es zafarnos de nuestra tarea porque me escudo en el otro. No. La responsabilidad personal y el esmero individual debe ser la base para la buena marcha del equipo y la consecución de buenos resultados. El trabajo cooperativo es tan o más eficiente como el trabajo individual. Los niños saben sacar lo mejor de sí mismos ¿por qué no utilizar ese don para cooperar?
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